Hace unos años tuve la oportunidad de leer "La venganza de la Tierra" de James Lovelock. Resumiendo mucho, podría decirse que contempla a nuestro planeta como un ser vivo que intenta defenderse ante los múltiples ataques del ser humano que, con el paso de los años, van en aumento. La vida que tenemos actualmente resulta algo "insostenible", más aún, cuando vemos que nuestra agresión va en aumento y que países emergentes (que tienen el derecho de vivir como los demás) se van situando a la cabeza de agresiones medioambientales. Nos estamos metiendo en un viaje sin retorno y que en muchas ocasiones no nos damos cuenta de su auténtico peligro.
Ahora, un grupo de científicos podría haber encontrado un método para averiguar si Lovelock y la hipótesis de Gaia tienen fundamento.
Os dejo un artículo que habla sobre el tema.
Un método para probar la hipótesis de Gaia
Un sorprendente descubrimiento realizado por científicos de la Universidad de Maryland podría confirmar la teoría, según la cual la Tierra es un único y enorme organismo viviente
JOSÉ MANUEL NIEVES/ ABC.ES
La clave, al parecer, está en el azufre y en la capacidad de
este elemento esencial para la vida para facilitar las hasta ahora misteriosas
interacciones entre las criaturas marinas, terrestres y aéreas.
La hipótesis de Gaia, formulada en los años 70 por James
Lovelock y Lynn Margulis, sostiene que todos los procesos físicos y biológicos
que se dan en la Tierra están inextricablemente conectados y forman un complejo
sistema sensible y capaz de regularse por sí mismo.
Una de las principales predicciones que conlleva esta
hipótesis es que debería de existir un compuesto del azufre, fabricado por los
organismos marinos, capaz de resistir a los procesos de oxidación del agua para
salir de ella, viajar por el aire y llegar también a tierra firme.
Ese compuesto sería el «nexo de uión» entre los distintos
organismos y ecosistemas del planeta. Para los investigadores, el mejor
candidato para cumplir con esa delicada y esencial misión sería el
dimetilsulfuro (DMS).
Ahora, el equipo liderado por Harry Oduro, de la Universidad
de Maryland, junto al geoquímico James Farquhar y la bióloga marina Kathryn Van
Alstyne, de la Western Washington University, han conseguido poner a punto un
método para rastrear y medir los movimientos del azufre en tierra, mar y aire.
Lo cual podría ser crucial para confirmar, o descartar para siempre, la
hipótesis de Gaia.
Según Oduro y sus colegas, su trabajo es la primera medición
directa jamás realizada de la composición isotópica del dimetilsulfuro y de su
precursor, el dimetilsulfoniopropionato. Medición que revela sutiles
diferencias entre estos dos compuestos del azufre producidos por algas y
fitoplancton.
El azufre es el décimo elemento más abundante del Universo y
forma parte de numerosos compuestos, tanto orgánicos como inorgánicos. Su
complejo ciclo le lleva a estar presente en el mar, el aire, la tierra y en
todos los seres vivientes, por lo que juega un papel esencial tanto en el clima
como en la salud de los organismos y los ecosistemas. «Las emisiones de
dimetilsulfuro -explica Oduro- juegan un papel en la regulación del clima a
través de su transformación en aerosoles».
Igual que sucede en muchos otros elementos químicos, el
azufre se presenta en forma de diferentes isótopos. Todos los isótopos de un
mismo elemento se caracterizan por tener en sus átomos el mismo número de
electrones y de protones, pero no de neutrones. Por lo tanto, los isótopos de
un elemento tienen idénticas propiedades químicas, pero diferente masa y
propiedades nucleares. Los isótopos radiactivos de un elemento pueden ser
utilizados por los científicos como «firmas» inclonfundibles de la presencia de
ese elemento en cualquier compuesto que analicen.
Para Farquhar, el trabajo realizado «establece que
deberíamos esperar ver variaciones en las firmas isotópicas del azufre en los
océanos bajo diferentes condiciones ambientales y en diferentes organismos. Y
la capacidad de hacer esto nos ayudará a responder a importantes cuestiones
climáticas y, algún día, a predecir los cambios climáticos con gran exactitud.
Y también a probar si la hipótesis de Gaia es o no cierta».
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